Significado de los sueños

Los sueños son un reflejo de nuestro pasado, nuestro presente y lo que seremos en el futuro.


La representación simbólica de quiénes somos.

Los sueños son un reflejo directo de quiénes somos tanto a nivel consciente como inconsciente. Nos habla simbólicamente de nuestras múltiples facetas y personalidades internas que hemos construido a lo largo del tiempo. Sin embargo, la mayoría de nuestros sentimientos y comportamientos provienen de nuestro inconsciente.

De hecho, este último está formado por un inmenso bagaje de recuerdos, de recuerdos, acumulados a lo largo del tiempo, y que pueden reactivarse en cualquier momento.

Estos recuerdos pueden ser de todo tipo: agresión, alegría, celos, amor, pobreza, angustia, etc. Todo tipo de gestos, emociones y pensamientos que forman parte de nuestro ser y que en ocasiones vienen de muy lejos.


El encuentro de nuestras múltiples personalidades inconscientes

Ocasionalmente hemos desarrollado a lo largo del tiempo formas de ser, sentir, pensar y actuar, que constituyen otras tantas facetas y tendencias más o menos conscientes de nuestro ser.

Es por esto que de vez en cuando resurgen comportamientos que no siempre reconocemos como propios.

Nuestras preferencias, nuestro temperamento, nuestros talentos, nuestros miedos e incluso nuestra forma de decir “te amo” están determinados por nuestras experiencias pasadas.


 

Acceso a nuestros recuerdos

Día tras día, a través de las situaciones que vivimos, estos recuerdos se manifiestan en forma de estados de ánimo o estados de conciencia que pueden durar unos segundos, unos minutos, unas horas o incluso semanas enteras.

Las situaciones desencadenan estados de conciencia a partir de recuerdos grabados.


La reactivación de nuestros recuerdos pasados.

La memoria funciona mediante recuerdo instantáneo. Un objeto o una persona que vemos, un olor en el aire o la música que suena en la radio despiertan en nuestro interior toda una red de recuerdos, casi todos inconscientes.

El pequeño desencadenante nos sumerge en estados cuya magnitud muchas veces nos sorprende, porque la emoción es muy desproporcionada respecto a la situación externa que estamos viviendo.

 

Nuestros sueños se materializan y crean continuamente nuestras realidades.

Todos nuestros sueños se hacen realidad en un nivel u otro. Por ejemplo, si soñáramos con una hermosa pradera soleada, nos sentiríamos al día siguiente, infundidos por una hermosa sensación de plenitud. Pero si por el contrario soñamos con caminar por las calles de un barrio pobre, al día siguiente nos sentiríamos pobres y tristes.

Experimentaremos el estado de conciencia simbolizado por las imágenes oníricas. Es así como los sueños pueden manifestarse y materializarse en nuestras vidas.

Así, los sueños nos informan de forma codificada sobre lo que pensamos y hicimos en el pasado, cómo lo que pensamos y hacemos en el presente afecta nuestra vida hoy y activa lo que nos sucederá mañana, si no cambiamos nuestra forma de pensar y ser.