La ley de la resonancia.
¿Por qué la ley de resonancia nos permite, cuando se comprende y aplica bien, dar grandes pasos en nuestra evolución? Este artículo nos permite comprender los aspectos fundamentales vinculados a los principios de la resonancia, y cómo pueden servir de base para la evolución en nuestra vida diaria.
La vida concreta... y las resonancias que puede traernos...
Imagínate, a veces podemos enojarnos, enfadarnos o impacientarnos ante determinadas situaciones... podemos perder mucha energía cuando dejamos de lado nuestras frustraciones y nuestros descontentos... ¡Es normal! me dirás... El otro me lastimó... o me insultó... o tomó decisiones que fueron en mi desventaja, incluso abusó de mí...
¿Cómo salir de un papel de víctima, de frustración o de conflicto (interno o externo), gracias a la ley de la resonancia?
Para ello basta entender esta ley y su aplicación en términos de emociones y recuerdos a nivel humano, y no sólo verla a nivel concreto, entre un sonido muy agudo y un vaso de cristal que es brisa para ejemplo.
Tomemos una situación concreta: según la definición, si tengo una determinada vibración, una determinada frecuencia emocional dentro de mí, entonces, por resonancia, una persona que tendrá la misma frecuencia vibratoria resonará conmigo... Por ejemplo, si yo Soy amigo de una persona que representa alegría, bondad, benevolencia, es porque yo también soy capaz de manifestar estas cualidades, y a través de la resonancia atraigo personas que vibran en estas frecuencias de alegría, de bondad y benevolencia.
¿Cómo aplicar la ley de resonancia?
Sin embargo, siendo una ley una ley, no podemos decir que funciona “de vez en cuando” o “aproximadamente”... Una ley, particularmente cuando se trata de un principio fundamental del Universo, es absoluta. Además, requiere mucha humildad y capacidad de cuestionarse cuando es necesario aplicar una ley en un contexto más negativo que el presentado anteriormente.
Entonces, cuando mi vecino me molesta por ejemplo, o si un miembro de mi familia es irrespetuoso y eso me entristece, o me duele, es momento de aplicar la ley de la resonancia, porque nos puede ayudar...
Según los principios de esta ley, debemos ser capaces de reconocer que vibraremos en una frecuencia de conflicto, falta de respeto, agresión, ira o cualquier otra emoción negativa que pueda surgir de una situación que nos cause perturbación.
Sin embargo, no queremos conflictos, buscamos el bien... O hemos sido traicionados por una persona y nos decimos a nosotros mismos que nunca habríamos cometido tal acto, por lo tanto, la ley de resonancia no se aplica. …o nos preguntamos si solo funciona en una dirección, o solo en un determinado porcentaje…
Incluso cuando tiene la impresión de que el otro tiene la mayor responsabilidad por el conflicto o el problema (y este puede ser el caso), un ser en viaje profundo, que trabaja sobre sí mismo, recuerda que la ley de la resonancia existe, y que si atrajo tal situación es porque tenía algo que entender… es porque los recuerdos vibraron en la misma frecuencia que la situación o la persona que está causando problemas en su vida…
Así, entendemos que siempre nos enojamos con aspectos de nosotros mismos que aún no hemos resuelto, y que el otro, siempre que nos moleste o desencadene en nosotros emociones o pensamientos negativos, representa una parte de nosotros mismos, en un determinado porcentaje. .
Ejemplos de resonancias ocultas…
Porque sí, una persona que ha sido engañada, aunque siempre haya sido fiel, tiene resonancias con la infidelidad. ¿Cómo es posible? Debemos entender la infidelidad en términos de recuerdos inconscientes de ese momento, más sutiles, donde la persona puede haber acumulado necesidades de todo tipo pero nunca haberlas manifestado de forma concreta por ejemplo... Puede que en ocasiones haya alimentado deseos, pensamientos y emociones que no respetaban. los compromisos o valores de uno, y esto crea una forma de infidelidad...
O podría haber sido demasiado amable, a veces demasiado estimulante para las necesidades de su pareja... Esto también crea una forma de infidelidad, porque al ser demasiado amable, demasiado gentil, al aceptar o tolerar casi todo, se generarán códigos que la persona es demasiado accesible, que es demasiado fácil con ellos y conducirá a la infidelidad del otro.
O bien, la persona puede haberse cerrado al otro, tener dificultades para estar cerca de su cónyuge en todos los niveles, y esto también, en cierto nivel, representa una falta de fidelidad a los valores de la pareja.
Lo mismo ocurre con una situación con un colega, por ejemplo, o un vecino, o un familiar que “nos pone de los nervios”. Podríamos creer que es culpa suya, porque es él quien grita, o insulta, o habla mal... Pero sin embargo, la ley de la resonancia está ahí... Cuando la conocemos, ya no podemos ponernos en una situación difícil. posición de víctima…
Nos decimos que no gritamos, no hablamos mal a los demás, no insultamos a nadie... Entonces nos preguntamos por qué, pero ¿por qué atraigo esto cuando soy una buena persona?
Si buscamos en lo más profundo de nosotros mismos los momentos en los que, en el pasado, pudimos comunicarnos demasiado intensamente, o nos negamos a comunicarnos, porque guardamos demasiadas cosas dentro de nosotros... si miramos en nuestros pensamientos, en nuestro corazón, si a veces no estamos criticando o lanzando flechas al otro, a un nivel más sutil... Sólo buscando en nuestros recuerdos negativos podemos verdaderamente reprogramar nuestras frecuencias que resuenan y atraen la negatividad.
¿Cómo reprogramar lo negativo que atraemos?
La conciencia de los recuerdos que se muestran en los sueños, su comprensión simbólica y la capacidad de observar y decodificar la forma en que los sueños se manifiestan en nuestra vida diaria, así como el estudio de los signos, la práctica de mantras y la meditación, son verdaderas claves para nuestro evolución. Porque con el tiempo, al tomar conciencia de nuestros recuerdos, nuestras resonancias y sus influencias en nuestra energía interior y nuestros comportamientos, podemos cambiar gradualmente en profundidad y reprogramar nuestros antiguos modos de funcionamiento.
En conclusión, ¿de qué sirve trabajar con la ley de resonancia?
Los diferentes ejemplos anteriores nos llevan finalmente a darnos cuenta de que lo que atraemos es lo que somos, en términos porcentuales, dependiendo de nuestro grado de perturbación. Porque sí, un día una persona puede hacernos daño, insultarnos, tendernos una trampa, traicionarnos, y ya no nos molesta, ya no queremos contraatacar, ni vengarnos, ni culparla. .
En ese momento entendemos que el otro es parte de nosotros, nos reprogramamos y sabemos que podemos terminar con ciclos que nos llevan a atraer siempre el mismo tipo de problemas...
Imagínese... la ley de resonancia es como una brújula de la evolución... nos lleva a comprender de dónde venimos, qué podemos hacer y en qué dirección podemos ir... porque cuando no tenemos más resonancia negativa, tomamos mejores decisiones, tomamos mejores decisiones y seguimos un camino cada vez más saludable y beneficioso para nuestra evolución, y la de los que nos rodean...